Ya hemos hablado de cómo Ray Bradbury aconsejaba comenzar a escribir historias cortas y hacerlo una vez por semana, asegurando que para el final de un año habría suficientes historias como para que alguna de ellas fuera buena. La práctica hace al maestro, claro que sí, pero además de sólo sentarse a escribir, a veces es necesario un poco de orientación sobre cómo llevarlo acabo. A Kurt Vonnegut, escritor americano, le gustaba aconsejar a quien quisiera escucharlo o leerlo. En 1999 publicó una lista de 8 consejos para escribir historias cortas, que dice así:
- Usa el tiempo de un completo extraño de tal manera que él o ella no sienta que el tiempo se ha perdido.
- Dale al lector al menos un personaje al que pueda apoyar.
- Todo personaje debe querer algo, incluso si es solo un vaso de agua.
- Cada oración debe hacer una de dos cosas: revelar el carácter o avanzar la historia.
- Empieza lo más cerca posible del final.
- Se sádico. No importa cuán dulces e inocentes sean tus personajes principales, haz que les sucedan cosas horribles, para que el lector pueda ver de qué están hechos.
- Escribe para complacer a una sola persona. Si abres una ventana y le haces el amor al mundo, por así decirlo, tu historia se enfermará de neumonía.
- Dale a tus lectores tanta información como sea posible lo antes posible. Al diablo con el suspenso. Los lectores deben tener una comprensión tan completa de lo que está sucediendo, dónde y por qué, que podrían terminar la historia ellos mismos si las cucarachas se comen las últimas páginas.
Vonnegut consideraba a Flannery O’Connor como la mejor escritora de cuentos cortos de su generación, y aunque los consejos de un grande de la literatura no pueden desperdiciarse, el mismo Vonnegut escribió que O’Connor “rompió prácticamente todas mis reglas menos la primera. Los grandes escritores tienden a hacer eso”. Entonces creo que lo que en realidad nos enseña su breve lista es a tener la flexibilidad para creer en nuestras historias y no hacer lo que se espera, aunque en un inicio sea cómodo apoyarnos en ella.
Por si su prosa y sus ideas no fueran suficientes, a Vonnegut le gustaba ilustrar sus historias e ideas, e inclusive usaba el arte como forma de escapar de su escritura. Las ediciones más recientes de sus novelas incluyen tanto en la portada como entre sus páginas los dibujos abstractos que el escritor creó para acompañar sus historias. Su firma es un autorretrato en su completo estilo, que nos recuerda a los trazos simples de las obras de Joan Miró. Con ese mismo estilo de dibujo es que Vonnegut trazaba gráficas explicando todas las posibilidades de una buena historia. Creo que vale la pena leer con calma el texto y ver sus gráficos en “Aquí va una lección de escritura creativa”, pero quería compartirles una de mis partes favoritas porque creo que es un buen consejo para comenzar a escribir.
Inicia dibujando un plano con eje X y eje Y, pero en el que los extremos del primero representan buena fortuna (G) y mala fortuna (I), y el segundo, posicionado a la mitad, representa el inicio y el final de la historia. Así, Vonnegut escribe que: “a la gente que se puede permitir comprar libros y revistas e ir al cine no le gusta oír sobre la gente que es pobre o está enferma, así que empieza tu historia aquí arriba [señala la parte superior del eje G-I]. Verás esta historia una y otra vez. A la gente le encanta y no tiene derechos de autor”. Con esto, Vonnegut nos motiva a iniciar la historia con nuestro personaje en una buena situación y que cambie con el paso de las páginas. “Alguien se mete en problemas, y sale de ellos de nuevo” escribe esto con el trazo que representa su historia descendiendo hasta llegar a la mala fortuna, haciendo una “U” y regresando un poco más arriba de donde inició. “No es accidental que la curva termine más arriba que donde empezó. Esto anima a los lectores”.
Continúa describiendo más tipos de historias satisfactorias pero, como con O’Connor, se asegura de mostrarnos que las excepciones a estas estructuras también son una posibilidad, y una quizás más permanente porque se apega más a la realidad. Nuestras vidas pocas veces mantienen la certeza de comenzar en el plano de la buena fortuna y descender al de la mala, sabiendo que todo va a mejorar. Es más, nuestras vidas nunca son lineales y sencillas, distintas partes de ellas existen en distintos planos. Vonnegut traza en sus ejes cómo comienza y termina ‘Metamorfosis’ de Kafka: inicia con mala fortuna y sólo empeora, y aún así es un clásico de la literatura recordado y amado por muchos.
Al final usa a William Shakespeare como ejemplo con una de sus obras más famosas: Hamlet. Describe brevemente la historia y llega a la conclusión que en ningún momento la historia se apega a la buena o a la mala fortuna, acusándolo de mal narrador. Sin embargo, escribe que “hay una razón por la que reconocemos que Hamlet es una obra maestra, y es que Shakespeare nos contó la verdad”. Vonnegut declara que, al contrario de mi postura en que las cosas pueden ir claramente bien o mal dependiendo del área de nuestra vida, mucha gente simplemente no se da cuenta si la situación en la que se encuentran es realmente buena o mala. Continúa escribiendo que “la verdad es que, sabemos tan poco sobre la vida, que no sabemos realmente cuales son las buenas noticias y cuales son las malas noticias”.
Entonces, a consejo de Vonnegut, es igual de importante escribir historias que gusten y que sean satisfactorias, así como otras veces escribir con la verdad, además de romper mucho las reglas. Con la práctica constante, podremos llegar a ese punto ideal en el que estemos contando lo suficiente de la verdad como para no caer en clichés literarios, y suficiente de la historia ideal con el final feliz.