El 23 de Abril de cada año celebramos el día del libro en todo el mundo. Es un día, tan bueno como cualquier otro, para celebrar las bondades de la literatura y toda la felicidad que traen los libros a nuestra vida. La meta de la efeméride es motivar a las personas a leer y entender el poder de un buen libro. La UNESCO, además, espera que a través de los libros encontremos compañía y creemos comunidades, en particular en tiempos tan inciertos como estos.
Ya discutimos en una columna previa que la mayoría de las personas no tienen tiempo para leer aunque así lo quisieran. También pesa el analfabetismo de nuestro país y el bajo acceso a literatura costeable. Pero si tuviéramos todo eso resuelto, ¿qué pasa si aún así no quiero leer o las presiones para hacerlo parecen demasiadas? ¿Qué pasa si no me gusta leer? La verdad es que no mucho. Para todas las bondades que nos ofrece la lectura, ya hay un sustituto en el mundo actual que puede ser mucho más accesible. A pesar de cuánto amo leer, cuánto intento que otros lean y cuánto amo hablar y escribir de libros, nunca he juzgado a nadie por su amor o no por la lectura, porque eso no me dice mucho. Siempre relaciono leer con hacer ejercicio. Es importante para mantenernos saludables, sí, pero hay algunos que hacen caminata rápida de forma ocasional y otros que compiten en maratones, y ambas están bien.
Conozco a muchos tipos de lectores, muchos que son muy diferentes a mi y a mis hábitos de lectura. Puedo pensar, por ejemplo, en tres de mis amigas más cercanas: una de ellas lee sobre todo a un sólo autor, otra lee y relee los mismos libros, y otra lee lo que sea que le parezca interesante de forma ocasional. Mi esposo lee muchos libros de no ficción, y suele leer más de 3 libros a la vez aunque se tarde en leerlos. Mi hermano sólo ha leído a Lovecraft y mi papá compra libros todo el tiempo para leerlos “cuando se jubile”. Todos leen o no leen a su propio paso, sin presionarse, sin obligarse a nada y compartiendo con quien le interese aquellos libros que les han gustado.
La UNESCO nos incita a celebrar ese día porque, en general, mayor interés en la lectura significa que hay más personas con acceso a ella y a los conocimientos que provee. Pero podría asegurar que para muchos, la constante insistencia de tomar un libro puede repeler más de lo que atrae. Disfruto leer y creo fervientemente que hay un libro para cada persona allá afuera, pero también me gusta quitarle muchas obligaciones a la lectura. He dejado de leer libros que “debería leer”, me permito dejar libros sin terminar si no me apetecen, y acepto que entre lo mucho que tengo que leer del trabajo y las obligaciones de ser un adulto, a veces me queda poco tiempo para relajarme y leer, por lo que termino usando tiempos muertos para hacerlo. Cada año mi meta de lectura baja un poco más, y no me reprocho si leo menos de un libro al mes. Lo importante es disfrutarlo, celebrarlo y aprovecharlo, sólo si es que así lo queremos.