¿Quién puede escribir nuestra historia?

Esto no es una reseña, ya que no he leído el libro.

Oprah Winfrey comenzó con su club de libros en 1996, mientras su programa de televisión estaba al aire, continuando hasta la fecha. Desde su inicio ha sido fuente de increíble publicidad para los elegidos, y el libro elegido en Enero de este año no iba a ser diferente. Con reseñas impresionantes hasta de Stephen King nadie se imaginaría que el libro se volvería fuente de controversia. Claro, excepto la comunidad latina de Estados Unidos, quienes fueron los primeros en leerlo. El libro se titula American Dirt, de la escritora americana Jeanine Cummins, quien nació en España, se crió en Maryland, Estado Unidos, y vivió un tiempo en Irlanda. Cummins escribe este libro desde la perspectiva de una madre mexicana en Acapulco quien debe huir del país junto con su hijo de 8 años después de escapar la masacre de su propia familia a mano de los narcos.

Esto no es una reseña, ya que no he leído el libro. Sin embargo, me fue inevitable decidirme a no hacerlo después de leer la contraportada y la publicidad engañosa. Se refieren a Cummins como la esposa de un inmigrante indocumentado, queriendo validar su escritura, pero fallando en señalar que su esposo es Irlandés y su experiencia, al ser blanco, probablemente dista mucho de los latinos en aquel país, que actualmente enfrentan tortura y deshumanización en el proceso de ser deportados en el nombre de la xenofobia. Al parecer la misma Cummins se refiere a los mexicanos en su libro con las distintas tonalidades de café de su piel, como si los viera únicamente a través del filtro ocre con el muchas películas americanas muestran a México. Escribe en una nota en el libro: “Estaba preocupada de que, al no ser inmigrante y mexicana, no tuviera por qué escribir un libro ambientado casi por completo en México, ambientado enteramente entre inmigrantes. Deseé que alguien un poco más marrón que yo lo escribiera”.

El color de la piel parece ser la característica que Cummins cree que es necesaria para escribir un libro sobre subirse a La Bestia y cruzar la frontera, no la experiencia o la investigación real. No es difícil encontrar en línea las reseñas que destrozan los estereotipos con los que Cummins se refiere a México y sus habitantes, la incongruencia del español/inglés cortado con el que hablan todos menos la protagonista -aunque se supone que es mexicana-, la falsa realidad de los peligros de hacer el viaje para cruzar la frontera, y que evidentemente la audiencia que tenía en mente la autora no era de latinos, sino del americano promedio cuya realidad está muy alejada de sufrir como lo hacen los inmigrantes o la violencia del narcotráfico.

Pero, ¿cuál es el problema real de la publicación de su libro? No es el texto como tal: siempre han existido y siempre existirán libros con mala investigación, estereotipos y que buscan entretener -y la consecuencia monetaria- sobre un tema de actualidad. La queja principal de los latinos que leyeron el libro, en particular de los autores latinos, es que sus voces no son publicadas ni escuchadas por nadie, porque su verdad no vende. Su verdad requiere mucho más que lástima por los pobres mexicanos del otro lado de la frontera, la suya requiere enfrentarse con el privilegio y la comodidad de no estar en su lugar. Oprah aceptó que no había buscado autores latinos para compartir en su club de lectura, e inclusive invitó a autoras latinas a discutir el libro con Cummins, quien sigue confundida con la reacción.

Cummins decidió escribir ficción sobre una violenta realidad que millones sufren todos los días, dentro y fuera de México. Recibió un adelanto de siete cifras por el libro y algunos artículos mencionan que los derechos para la película ya fueron comprados. Todo esto sin considerar que a la comunidad a la que intentaba representar, como ella lo describe, no le iba a gustar la forma en la que lo hacía -o que se hubiera atrevido a intentarlo. A mi parecer no tienes que ser latino para escribir sobre Latinoamérica, sólo haber hecho tu tarea. Pero la verdadera enseñanza aquí no es rechazar los libros como el de Cummins, sino buscar y darle la oportunidad a los que pueden escribir con el peso de la experiencia y que realmente son la voz de aquellos que no tienen una.

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