Lo que aprendí del amor en “La insoportable levedad del ser”

Teresa, una mujer dependiente, que ama más a Tomás, su pareja, que a ella misma.

La historia es prácticamente la misma que sufrimos todos al tener un amor fallido, y no me refiero a las  situaciones, sino a los sentimientos. La necesidad de saber del otro, la angustia al saber que no podemos  tenerlo, la pena de quedarnos en algo que no tiene ni pies ni cabeza, y la tortura de irnos para lidiar con  nosotros en medio de un duelo.

Y es de esto de lo que habla Milán Kundera en su libro “La insoportable levedad del ser”. Teresa, una mujer  dependiente, que ama más a Tomás, su pareja, que a ella misma. Tomás, un hombre al que le parece casi  imposible tener una sola pareja, y Sabina, una mujer que parece estar casada con su “libertad” y que no quiere formar una pareja.

Todos con sus propios pesos y levedades, aunque la parte que resuena más es la de Teresa, quien podemos percibir en el libro que la está pasando mal y el duelo que está teniendo al querer aceptar la naturaleza de Tomás, que no le va.

Porque aceptemos que hay una ceguera en las relaciones, que muchas veces aguantamos cosas que después nos damos cuenta, nunca debimos aguantar, y es una putada, una verdadera putada querer estar con alguien por las razones equivocadas.

Dejar que nuestra naturaleza, así, salvaje, cree relaciones desequilibradas que nos hacen terriblemente infelices, y que aguantemos porque estamos más enamorados de la otra persona que de nosotros mismos, es una especie de perdernos para encontrarnos, es una especie de “escondidillas” es una especie de peso tratando de buscar ligereza.

En ironía todos los personajes de Kundera, están incompletos, desean cosas que el otro no le puede dar y las que tienen a su alcance no las quieren, esa es la pesadez de nuestra existencia, el sufrimiento que nos vamos creando.

Y es que todos hemos sido Teresa alguna vez, pidiéndole a alguien algo que no nos puede dar, porque no lo ve, porque no es su lenguaje, porque no es así. Que todos tenemos diferentes pesos y ligerezas, que Kundera lo complica más combinándolos en parejas y “colectivos”, que además hace una pausa para que entendamos por qué cada uno piensa como piensa, – y creo que es de las cosas más valiosas del libro-, que nos puede dar noción de explorar más allá de los términos que todos sabemos como uno, y poder profundizar con el otro lo qué es para él, el “amor”, la “traición”, la “fidelidad”, así como muchos otros conceptos que aparentemente tienen un significado, pero experiencialmente nos llevan a cosas completamente diferentes.

Cosas que en pareja nos van pesando porque lo que aparentemente es lo mismo, significa cosas diferentes, y es así como vamos convirtiendo nuestras relaciones en un teléfono descompuesto. Me parece que luchamos contra nuestros pesos para alcanzar nuestra levedad y al mismo tiempo que nos resulta imposible nuestra levedad. Que cuando algo nos importa, la gravedad siempre gana, que se me hacía casi insoportable escuchar a Teresa regresar una vez más a donde no era feliz, pero que también la entiendo, porque cuando se pierde a una persona, duele muchísimo, y aunque el amor no mata, se siente como que sí.

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