Miro
La yerba ser,
verde filigrana,
la veo empaparse de Amanecer
bajo aquellos acuosos adminículos
que la noche les presta,
y el día les recoge.
Veo a la naturaleza
repartir sus secretos,
vivir,
perecer.
Se muere tanto a veces que
se olvida,
que también se vive.
Pasaron los meses y la guerra avanzaba con facilidad, como la espuma devorando los castillos de arena.
El estómago se convirtió en un nido de criaturas salvajes e impiadosas, que no saben dar tregua.
Cada producción del prosista es un resarcimiento de la universalidad tanto del cosmos como del ente.
Clave de sol. Mi sueño, mi verdadero sueño. Mi más preciado y respetado sueño. Solo. Solo. Solo poder practicar, solo, tan, tan solo poder.
Suscríbete para recibir textos literarios y noticias sobre nuestros números y convocatorias en tu correo.
