Se me terminó la gracia

Esa noche, después de la cena, había salido sin dar explicaciones.
La Máscara

Su carácter se ha vuelto más irascible y autoritario que nunca; no escucha a nadie.
La Reina

Fui fiel a mi Iglesia, haciéndola gobernar en el cielo y, al lado de mi marido, en la tierra.
Violencia interplanetaria

En la cabina de su nave espacial, los verdes dedos de Nemalx parecían galopar sobre el teclado.
Ameyaltzin

El sacerdote oraba, meditaba para ver si los dioses le decían cómo resolver la situación.
¡Santiago y a ellos!

El ladrón quiso llevarse los trece lingotes de oro dentro de unas calzas.
La tercera parte

Se vistió y acicaló lo mejor que pudo, no sin echar de menos a Sancho, como cada mañana.
La boda del teniente

Los mayores acontecimientos de mi vida se dieron casi al mismo tiempo.
Popocatépetl

Izta, Iztaccíhuatl, escucha mujer, estoy aquí, a tu lado, esperando que despiertes, me des una señal de vida.
El color de la pasión

Por fin, una limusina negra, reluciente, se detiene ante la alfombra roja.